La historia de la belleza

Casa de Agustín Ceán Bermúdez. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Casa de Agustín Ceán Bermúdez. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Agustín Ceán Bermúdez: primer historiador del arte español

¿Sabrías explicar qué es para ti el arte y qué importancia tiene en tu vida? En mi opinión, arte son todas aquellas manifestaciones que parten del ser humano y son capaces de expresar una visión sensible del mundo. El arte nos hace reflexionar sobre nuestra existencia, sobre nuestra sociedad o sobre la vida en general y su estudio es fundamental para comprender nuestro pasado y nuestro presente.

La Historia del Arte juega un papel fundamental en la conservación y transmisión de nuestro patrimonio histórico a través de la interpretación de las obras de arte y de su contexto… una labor que, gracias a la figura de Agustín Ceán Bermúdez, primer historiador del arte en España, muchos tenemos el privilegio de desempeñar hoy día.

Ceán Bermúdez fue un hombre ilustrado, uno de esos personajes del siglo XVIII preocupados por sacar a España de su miseria y atraso cultural… intelectuales como Feijó, Olavide, Romanones, Moratín, Meléndez Valdés, Jovellanos o Quintana que defendieron la educación como clave para la modernización y el progreso de nuestro país y se preocuparon por difundir sus letras, su ciencia y su arte.

El Siglo de las Luces fue el siglo de los museos, las exposiciones y la democratización del arte… un momento en el que la sensibilidad se reivindicó como fuente de conocimiento. Una creencia que cristalizó con la aparición de la Enciclopedia, en la que el arte se consideraba ya como un ámbito más del saber.

Las sociedades culturales de la época, como las academias, sustituyeron a los gremios. En Madrid se pusieron de moda las tertulias y los cafés en los que se generaba el debate artístico que englobaba la música, el teatro, la arqueología, la estética o el cuidado del patrimonio.

La crítica del arte también surgió en el siglo XVIII. Hasta aquel momento no se había valorado la obra de los artistas contemporáneos ni existía un mercado del arte, al margen de las exposiciones en salones en las que se exponían piezas antiguas junto con obras de alumnos anónimos.

Esta democratización del arte sirvió para que el público generara una opinión, valorara a los artistas y se animara a coleccionar su obra, lo que derivó en un gran consumo de obras de arte y en la aparición de nuevos ilustrados, como Ceán Bermúdez, un representante perfecto de su época.

Juan Agustín Ceán Bermúdez nació en Gijón en 1749 y su vida estuvo marcada por los acontecimientos históricos que definieron el siglo XVIII español: el final del reinado de Carlos IV, la invasión francesa y la llegada de Fernando VII.

Además, su destino siempre estaría muy ligado al de otro prestigioso ilustrado de la época: Gaspar Melchor de Jovellanos. Ambos considerarían a los artistas dignos representantes de la identidad española, tanto en el extranjero como dentro de nuestro país, y lucharon para que los españoles se sintieran orgullosos de su patrimonio artístico.

Ceán compaginó los trabajos administrativos que desempeñó, como la organización del Archivo de Indias en Sevilla, con su dedicación al estudio del arte, fruto de la cual en 1800 vería la luz su Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, que sigue siendo hoy manual de consulta obligada para los historiadores del arte.

Solo la introducción de esta obra supone la descripción de la historia de la pintura española más completa hasta la fecha, que ayudó a poner en valor al Museo del Prado como institución. A través de descripciones muy didácticas con información sobre la vida del pintor, la iconografía de la obra y su historia, así como juicios críticos de carácter histórico artístico, Ceán ayudó a revalorizar a autores como Velázquez, Alonso Cano, Ribera, Ribalta, Claudio Coello, Carducho, Castello o Eugenio Cajés.

A través de su obra, introdujo la certeza histórica y la veracidad documental en la historiografía del arte español como valor esencial, centrándose en los datos y en la observación directa de obras y artistas, alejándose de la perspectiva literaria habitual hasta el momento.

Gran amigo de Francisco de Goya, el erudito asturiano asesoró al pintor aragonés en la ordenación de los grabados de su Tauromaquia y en la elección de los títulos de sus Caprichos.

Además de su faceta como historiador del arte y crítico, su papel como coleccionista completó su figura de personaje ilustrado, llegando a poseer una de las más importantes colecciones de grabados de la época, que al final de su vida alcanzaría las 13.000 obras, con piezas de autores fundamentales como Piranesi, Van Dyck, Durero, Rembrandt, Murillo, Ribera o Goya, entre otros.

El 3 de diciembre de 1829, Juan Agustín Ceán Bermúdez fallecía en esta, su casa, de la actual Calle del Pretil de los Consejos, número 7. Su cuerpo fue enterrado en el antiguo Cementerio General del Norte, muy cerca de la actual glorieta de Quevedo.

Su legado es todavía hoy esencial para el estudio de las Bellas Artes en España. La obra de un pionero que nos enseñó a mirar, estudiar y a opinar sobre arte… un erudito apenas conocido pero de una magnitud descomunal, a quienes muchos debemos parte de nuestras vidas.

P. D: dedicado a todos los historiadores del arte, por saber preservar y transmitir un legado cultural que es patrimonio de todos.

Juan Agustín Ceán Bermúdez (Gijón, 1749-Madrid, 1829)

Juan Agustín Ceán Bermúdez (Gijón, 1749-Madrid, 1829)

Quien no sabe ver, no puede sentir, y el que no siente, no goza
— Agustín Ceán Bermúdez


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