La casa del arte

Museo del Prado. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Museo del Prado. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Museo del Prado: El arte de compartiR belleza

Existen lugares especiales que definen un carácter, una forma de mirar, de pensar, de expresarse… lugares que te hacen sentir en paz y generan recuerdos tan hermosos en tu memoria que perduran para siempre. El Museo del Prado es para mí ese lugar… el que marcó mi personalidad. 200 años recién cumplidos, repletos de Arte e Historia, que todos debemos celebrar.

Hace doscientos años, el pueblo de Madrid trataba de reponerse de la devastación, anímica y económica que había supuesto la guerra contra los invasores franceses. Fernando VII, “el Rey felón”, había recuperado el trono de España, a cuyo pueblo había traicionado para anular la Constitución de Cádiz y reinstaurar el absolutismo.

A partir de la apertura del Museo del Louvre, en 1793, lo que hoy llamamos patrimonio artístico comenzó a resultar un emblema de prestigio para las cortes europeas, y la de “el Rey felón” no podía quedarse atrás. Reunir lo mejor de las colecciones reales en un Museo Real de Pintura, a imagen y semejanza de la pinacoteca parisina, era el culmen de una vieja aspiración de los días del rey Carlos IV y una forma de reivindicar la pintura española en el contexto internacional.

Si resulta cuanto menos dudoso que un monarca como Fernando VII, inepto, misógino, egoísta, infiel y maleducado, fuera el impulsor de una idea tan vanguardista para la época como exponer al público la colección de pinturas de la Corona, es porque la idea no partió de él, sino de su segunda mujer, María Isabel de Braganza.

Durante una visita al monasterio de El Escorial para evaluar los daños producidos por la reciente ocupación francesa, la Reina Isabel de Braganza, gran aficionada al arte, descubrió numerosas pinturas, apiladas y polvorientas, y pensó en exponerlas en el palacio de Riofrio. Entre los lienzos figuraban obras de Tiziano, Rubens, Velázquez y otros maestros de las escuelas italiana, flamenca y española, que se habían trasladado allí desde el desaparecido Alcázar de Madrid.

El pintor Francisco de Goya propuso entonces a María Isabel que trasladara estas pinturas a Madrid, donde se podrían conservar mejor y serían admiradas por un mayor número de personas. Esta fue la idea germinal del Museo del Prado, inaugurado el 19 de noviembre de 1819 en su actual edificio, obra del arquitecto Juan de Villanueva, que había sido diseñado originalmente como Gabinete de Historia Natural. A pesar de que la Reina Isabel fue la verdadera promotora de su construcción, no llegó a verlo inaugurado: el 26 de diciembre de 1818 fallecía por complicaciones al dar a luz.

Cuando se abrieron sus puertas estaban expuestas 311 pinturas, todas ellas de autores españoles, y 1.510 se hallaban almacenadas procedentes de los Reales Sitios. Actualmente el Museo cuenta con más de 33.000 objetos catalogados: más de 1.700 obras expuestas en las salas de la colección permanente y más de 27.000 almacenadas.

De haber asistido a la inauguración del Museo en 1819 ya habríamos podido contemplar tesoros como El Jardín de las Delicias, de El Bosco; El caballero de la mano en el pecho, de El Greco; Las Meninas, de Velázquez o La familia de Carlos IV, de Francisco de Goya.

El coleccionismo entonces difería del actual, consistía en reunir cuantas más obras fuera posible de los artistas predilectos de los reyes. Por este motivo el Prado se considera más un museo de pintores que de pinturas, ya que los artistas representados lo están a gran escala, a veces con más de un centenar obras, siendo Francisco de Goya el artista del que más piezas se atesoran. Sin embargo, y a pesar de que debemos la fundación del Museo a una mujer, la representación de las mujeres en sus colecciones artísticas es mínima: 33 pintoras frente a casi 5.000 hombres. Tampoco ha habido ninguna directora del Museo ni presidenta del Patronato en sus 200 años de vida.

Pero no sólo se convirtió en un "museo de pintores" sino también en un "museo para pintores". Genios como Manet, Delacroix, Motherwell, Pollock, Bacon, se inspiraron en sus salas con las obras de El Greco, Goya o Velázquez. Picasso, que llegó a ser nombrado director del Museo por el Gobierno de la República Durante la Guerra Civil, aunque nunca ejerció, pasaba las tardes de estudiante durante su etapa madrileña, contemplando detenidamente Las Meninas.

Inicialmente, el Museo sólo se se podía visitar de manera libre un día a la semana, los miércoles. Aparte de los reyes y sus invitados,sólo dos colectivos podían acceder al museo el resto de días: los extranjeros, sobre todo diplomáticos, que llevarían a su país testimonio de lo visto, y los estudiantes o copistas. En 2018, más de 3.600.000 visitantes disfrutaron de sus maravillosas colecciones, convirtiéndolo en el segundo museo más visitado de España.

Pero en su tiempo de vida el Museo también ha vivido momentos delicados, como los bombardeos sufridos el día 16 de noviembre de 1936 sobre Madrid. Varios proyectiles cayeron en el Museo del Prado y su entorno, poniendo en peligro su patrimonio, lo que motivó el traslado de sus principales obras hasta Ginebra, en un periplo que duró tres años antes de su vuelta a la capital.

Reflejo de la realidad de nuestro país a lo largo de dos siglos, orgullo de la ciudad de Madrid por todo el mundo, icono de la cultura española y universal, instrumento de diálogo y de memoria... el Prado ha cumplido 200 años... ¿qué mejor manera de celebrarlo junto a él que visitándolo para desearle otros 200 años más?

Manuel Azaña Díaz2​ (Alcalá de Henares, 1880-Montauban, 1940)

Manuel Azaña Díaz2​ (Alcalá de Henares, 1880-Montauban, 1940)

El museo del Prado es lo más importante para España, más que la Monarquía y la República juntas
— Manuel Azaña


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