¿Te gusta conducir?

Antigua fábrica de carruajes Hermanos Lamarca. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Antigua fábrica de carruajes Hermanos Lamarca. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Hermanos Lamarca, un taller del siglo XIX

¿Te gusta conducir? Si es así seguro que muchas veces te has imaginado conduciendo alguno de los últimos modelos de coches de las mejores marcas, pero… ¿sabes cuál fue el primer “concesionario” de Madrid? Data de de finales del siglo XIX y en él habrías podido adquirir lo último en calesas, berlinas o landós para presumir de “cochazo” en la capital.

El siglo XIX fue un periodo que vivió revolucionado por los permanentes cambios políticos que salpicaron la vida social y económica de la capital, comenzando por la invasión francesa.

En muchas ocasiones, estos cambios llevaron aparejados reformas urbanas en la capital, como las proyectadas por José Bonaparte y Fernando VII, Juan Álvarez Mendizábal y su leyes desamortizadoras, los nuevas propuestas del alcalde Mesonero Romanos y, más adelante, la Ley de Ensanche urbano de Carlos María de Castro.

Se derribaron conventos, se abrieron plazas y se ensancharon calles en el barrio de Barquillo, en el Paseo de Recoletos, en los alrededores de la Puerta del Sol y en los barrios de Lavapiés y Embajadores. Hacia 1846, la ciudad parecía otra.

El crecimiento demográfico de la Villa fue progresivo en este periodo y al finalizar el siglo la ciudad alcanzaría el medio millón de habitantes.

Pero también este fue el siglo de los nuevos medios de transporte como el ferrocarril y el tranvía, del incremento de los transportes por carretera al concluirse la red de carreteras del Estado que partían de la capital, de los viajeros que entraban y salían de la Corte y de la movilidad urbana en su sentido más amplio, para trabajar y para pasear.

El vehículo más común por las calles de la capital era el carruaje de alquiler. Se trataba de los famosos “simones”, llamados así en honor a su creador, Simón González, que procedían del embargo o subasta de algún noble venido a menos.

El Madrid del XIX era un escaparate de coches en los que las señoras y caballeros podían dejarse ver por los alrededores de la Puerta del Sol, el Buen Retiro y el Paseo del Prado.

A mediados de siglo circulaban por Madrid hasta veinticinco modelos de carruajes de tiro. Además de los más populares como las berlinas, las calesas y los landós, hubo otros menos conocidos como los charavanes, tílburis, chartaumberts, breogs, bastardas, bombés, breaks, briskas, coupés, sociables, victorias, milords, duques, arañas, pitters y los vis a vis.

En cuanto a la fabricación de los mismos, la primera producción de carruajes en Madrid se llevó a cabo desde 1814 en la Real Fábrica de Coches de Sus Majestades, ubicada en la Plaza de Lavapiés.

Desde 1845 y hasta 1860, funcionó en el Paseo de Recoletos, El Gran Taller, que llegó a ser la mejor fábrica de coches del país, llegando a emplear a 200 obreros y construyendo más de 300 coches al año.

Finalmente, el industrial Tomás Lamarca, uno de los constructores de carruajes más importantes de Madrid, contaba desde 1849 con una fábrica de carruajes en la Calle de Barquillo. Al fallecer, sus sobrinos Francisco y Joaquín continuaron el negocio, renombrando la empresa como “Lamarca Hermanos” y llevándola a su mayor desarrollo.

La empresa gozaba de gran prestigio. La familia Lamarca fabricaba y reparaba todo tipo de vehículos, coches de paseo para los aristócratas, de gala para la Comisión de Gobierno del Congreso de los Diputados y carrozas para la Casa Real.

En sus talleres se montaron entre otras, con piezas traídas de Francia, la berlina en la que Juan Prim sufriría el atentado que acabó con su vida el 27 de diciembre de 1870.

Esta fábrica contaba con grandes almacenes de hierro, acero y madera así como talleres de carpintería, de herrería (contando con cuatro grandes fraguas), de ensamblaje, de pintura, de tapicería y de barnizado.

En 1902, los hermanos Lamarca encargaron la construcción de un nuevo inmueble que combinara taller y vivienda. El arquitecto elegido para levantarlo fue Santiago Castellanos, autor, entre otros, de inmuebles como el Hospital del Niño Jesús. El resultado fue este edificio ubicado en la Calle Fernando VI, número 10. Mezcla de estilos neoclásico y modernista, se convirtió en todo un referente de la arquitectura industrial madrileña de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, de la que desafortunadamente hoy quedan muy pocos ejemplos en pie.

Actualmente, este singular espacio se ha reconvertido en viviendas y tiendas de lujo, como uno de los lugares más deseados del exclusivo barrio de las Salesas. Los talleres y espacios interiores fueron demolidos y hoy tan sólo se conserva la fachada, símbolo de una época, antesala del automóvil, que transformaría para siempre los hábitos ciudadanos y el paisaje urbano de Madrid… un nueva e irreversible desaparición que empobrece el patrimonio cultural madrileño.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares,1547-Madrid, 1616)

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares,1547-Madrid, 1616)

Tengo determinado que andes en coche, que es lo que hace el caso, porque todo otro andar es andar a gatas
— Miguel de Cervantes


¿cómo puedo encontrar los antiguos talleres “lamarca hermanos” en madrid?