Dibujante de sonrisas

Monumento a Antonio Mingote. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Monumento a Antonio Mingote. Madrid, 2020 ©ReviveMadrid

Antonio Mingote, genio del humor gráfico

¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza dejar de leer el periódico para desintoxicarte del bombardeo informativo diario? Por si nuestra tarea del día a día no fuera ya lo suficientemente difícil, aderezarla con una dosis de crímenes, crisis y desinformación puede resultar insoportable pero… ¿creéis que compensaría negarnos a estar informados por miedo a sufrir? La ironía y el ingenio de un humorista gráfico pueden darle la vuelta a esta sensación de angustia, para hacer que siga mereciendo la pena abrir el periódico cada mañana mientras desayunamos. Ese es el objetivo de una profesión en la que destacó, por encima de todos, Antonio Mingote, santo y seña del humor gráfico durante el siglo XX en nuestro país.

El humor gráfico en España es un producto cultural de la era industrial, surgida en paralelo a la evolución de la prensa escrita como medio de comunicación de masas.

El dibujo siempre había estado presente en la prensa desde su origen, pero la llegada de las llamadas “tiras de prensa” ( germen de los posteriores tebeos), a finales del siglo XIX, inauguró una nueva narrativa que caló en la sociedad española y se convirtió en un motivo más para comprar un periódico y no otro.

Diarios como El Imparcial, El Debate o El Sol, fueron dando cabida al humor gráfico como una nota crítica y reflexiva a la noticia cotidiana, y sus creadores comenzaron a ser considerados profesionales de un nuevo arte expresivo y comunicador. Artistas de la talla de Isidre Nonell, Juan Gris o Luis Bagaría, se iniciaron como humoristas gráficos, integrados en el conjunto de la prensa como uno más.

Los humoristas gráficos se convirtieron en portavoces de la publicación que los acogía y en una de las señas de identidad del periódico. Este fue el caso de los Chumy Chúmez en Madrid; de Máximo, Peridis y Forges en El País; de Gallego y Rey en El Mundo o del inigualable Antonio Mingote en ABC.

Ángel Antonio Mingote Barrachina nació en Sitges en 1919, en el seno de una familia muy ligada a la cultura: su padre era músico y su madre escritora.

Creció entre Calatayud, Daroca y Teruel. A los 17 años, el estallido de la Guerra Civil le obligó a ingresar en el ejército. Mingote siempre calificó la guerra civil como "lo más horroroso del mundo" aunque fue durante sus años en el ejército, cuando empezó a dibujar.

Tras intentar hacer carrera militar y abandonar los estudios de Filosofía y Letras en Zaragoza, se trasladó a Madrid. Era el año 1944 y el joven Antonio se instalaba en una ciudad que ya no abandonaría nunca.

En la capital, el dibujante iniciaría su carrera en la gran publicación humorística del momento, La Codorniz, dirigida por Álvaro de Laiglesia. Mingote coincidiría allí con figuras fundamentales del humor español del siglo XX como Azcona, Ballesta, Chumy Chúmez, Dodot, Forges, Gila, Máximo, Mihura, Summers o Tono, entre otros. Todos ellos conformaron la conocida como “otra Generación del 27”… la de los renovadores del humor contemporáneo español.

El 19 de junio de 1953, Mingote comenzaría una colaboración con el diario ABC, que lo convertiría en icono y estandarte de esta cabecera madrileña. Durante casi sesenta años el dibujante no faltó, a través de sus chistes, a la cita diaria con el lector de ABC.

La viñeta de Mingote se convirtió en un remedio infalible contra las heridas de la actualidad… un bálsamo con el que miles de españoles desayunaban cada mañana y gracias al que las cosas parecían ir mucho mejor de lo que iban en realidad a juzgar por los titulares del periódico.

Gracias al humor, Mingote consiguió llevar la libertad y la crítica a la prensa, en una época en la que ambas eran más que un lujo. Cada una de sus viñetas periodísticas era un espejo en el que la sociedad podía mirarse cada día. Desde lo cotidiano a lo más profundo, pensaba, nos hacía pensar… y nos robaba una sonrisa.

Con su genio se ganó a todos los estamentos de la sociedad española, incluso a los académicos, que supieron reconocer su valía concediéndole el sillón “r” de la Real Academia Española, por una obra que va mucho más allá de sus imprescindibles viñetas diarias y entre la que destacan conmovedores libros ilustrados como Historia de la gente, El conde Sisebuto, Historia de Madrid, Historia del traje, Hombre solo, Hombre atónito u Hombre perplejo… todas ellas joyas que crearon escuela.

Madrid fue un punto y aparte en el universo creativo de Mingote. Al igual que ocurría en la obra de Benito Pérez Galdós, su amor por la capital le llevó a convertirla en uno de los personajes protagonistas de sus obras. Como él mismo decía: “Muchas de las cosas que he hecho se las he dedicado a Madrid”.

Además, el artista catalán realizó numerosas colaboraciones en la capital, algunas de las cuales forman parte de su paisaje urbano y su patrimonio histórico, como el telón con el que se cubrió la Puerta de Alcalá durante su restauración en 1992, las viñetas que ilustran la estación del Metro de Retiro, los trampantojos en los edificios de las calles de la Sal y Duque de Osuna o las placas que adornan la entrada de los establecimientos centenarios de Madrid.

Pero si algún elemento destacó sobre todos los demás en la pasión de Mingote por Madrid, ese fue el Parque del Retiro, al que acudía religiosamente cada mañana desde su casa de la Calle de Samaria número 10.

Tal era su devoción por este espacio madrileño que, en 1982, el por entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván nombró a Mingote alcalde honorífico del parque después de que este lo ilustrara en varias de sus viñetas. Fue allí, además, donde en 2014, dos años después de su fallecimiento, se erigió este monumento en recuerdo de quien fue uno de los vecinos más ilustres y queridos de la capital.

Creador de una obra que es testimonio histórico de la época que le tocó vivir y que siempre quedará viva en la memoria de los españoles, don Antonio dibujó cada día la realidad de una España cambiante que hoy, quizá, le costaría reconocer, pero que nos explicaría con ingenio y cariño hasta conseguir dibujar una sonrisa en nuestras caras… incluso por encima de nuestras mascarillas.

Ángel Antonio Mingote Barrachina (Sitges, 1919-Madrid, 2012)

Ángel Antonio Mingote Barrachina (Sitges, 1919-Madrid, 2012)

Madrid era como esas chicas no demasiado agraciadas pero tan atractivas que te enganchan
— Antonio Mingote

Chiste de Mingote (ABC, 2007)

Chiste de Mingote (ABC, 2007)



¿cómo puedo encontrar el monumento a antonio mingote en Madrid?