Fortuna castiza

Administración de Lotería Doña Manolita en Madrid

Administración de Lotería Doña Manolita. Madrid, 2021 ©ReviveMadrid

Doña Manolita, millones de esperanzas

En Madrid, como en cada gran capital, existen lugares de visita obligada cada Navidad, tanto por residentes como por turistas: el oso y el madroño, los belenes monumentales, el mercadillo de la Plaza Mayor… Pero si existe un lugar convertido en centro de peregrinación, un punto de encuentro donde se reúnen personas de todo el mundo, ese es la administración de Lotería de Doña Manolita, un lugar icónico que se ha convertido para muchos en el templo de la buena suerte… y Manuela de Pablos, en su diosa.

Y es que, aunque la Lotería es una de las mayores tradiciones de la Navidad en España desde hace siglos, nunca existió una lotera tan emblemática como Doña Manolita.

Manuela de Pablos vino al mundo en 1879 en Madrid, en el castizo barrio de Chamberí. Hija de un maestro de obras y esposa de un picador retirado, Manuela pronto se convirtió una mujer emprendedora que inició su incursión en el mundo laboral con la apertura de un estanco en la Calle Hortaleza.

Pero sería en 1904, cuando Manuela, con 25 años, abriría junto a sus tres hermanas la Administración número 67, en la Calle Ancha de San Bernando de la capital.

Sus primeros clientes, aprovechado su proximidad, fueron los estudiantes de la entonces Universidad Central de Madrid. Estos acudían, atraídos por el carisma de Manolita, para adquirir los décimos de lotería que les encargaban sus familias y que llevaban a sus casas cuando regresaban por Navidad.

El establecimiento pronto cobró enorme popularidad entre los estudiantes… aunque los comienzos no fueron fáciles, ya que la suerte se le resistía tanto a la lotera como a sus clientes.

Sin embargo, Manuela no se rindió. Dicen que cansada de que nunca tocase el premio en su administración, en 1926 decidió viajar a Zaragoza para visitar a la Virgen del Pilar, con el propósito de que los décimos que llevaba desde Madrid fueran “bendecidos” por el manto de la Virgen, de color rojo, símbolo de la fortuna.

Ya fuera por fe o por casualidad, la suerte sonrío a Manuela. Ese año sus décimos resultaron agraciados con el primer Premio del Sorteo de Lotería de Navidad.

A partir de ese momento sus clientes aumentaron y los premios siguieron llegando para muchos de ellos, de manera que la fama de la lotera se extendió como la pólvora por todo Madrid, convirtiendo a Doña Manolita en uno de los personajes más populares del momento en la capital, hasta el punto de que Concha Piquer llegó a dedicarle la canción Mañana sale.

Al ir ganando notoriedad, Manuela decidió ampliar el negocio, abriendo en 1931 dos nuevos locales: el primero en plena Puerta del Sol, esquina con la Calle Arenal, y el segundo en el número 31 de la Gran Vía.

A pesar de que todo iba viento en popa, la Guerra Civil y sus consecuencias supusieron años duros para Doña Manolita. La administración permaneció abierta durante el conflicto, resistiendo como pudo los bombardeos y los daños causados por los obuses que destrozaron los escaparates del local.

La lotera perdió el noventa y cinco por ciento de su clientela ese año y llegó a solicitar un puesto dentro de la estación de Metro de Gran Vía. En aquellos momentos difíciles para Madrid no todas las avenidas serán objetivo de los obuses... y a Manolita le tocó la peor de las ubicaciones de toda la ciudad, a pesar de lo cual permaneció (nunca mejor dicho) al pie del cañón.

Y es que la lotera siempre fue una mujer luchadora y emprendedora, empresaria pionera y triunfadora en un mundo de hombres, en una época en la que las mujeres estaban prácticamente relegadas a un segundo plano social.

Doña Manolita falleció en 1951 con 72 años y, al no tener descendencia, legó la sede de la Puerta del Sol a su hermana Carmen, que pasó a regentarlo bajo el nombre de Hermana de Doña Manolita.

La sede de Gran Vía se mantendría hasta 2011, cuando la administración anunció su traslado a la vecina Calle del Carmen 22, donde hoy permanece con la misma buena estrella de siempre ya que, con 117 años de historia a sus espaldas, Doña Manolita es la administración que más grandes premios Gordos de Navidad ha repartido: ochenta y uno hasta la fecha.

Como todos sabemos, esta “buena suerte” es debida en gran parte a que, quien más boletos vende, más probabilidades tiene de que sus números sean los premiados… y en este sentido Doña Manolita cuenta con ventaja: se estima que a lo largo del año se venden más de setenta millones de décimos en esta pequeña e histórica administración de lotería, lo que se traduce en más de 1.400 millones de euros en ventas.

Raro es el madrileño o foráneo que al visitar Madrid no se lleve un décimo de Doña Manolita, a pesar de las larguísimas colas que se forman a su puerta. Y es que, aunque hoy día ya es posible adquirir los décimos deseados a través de internet, muchas personas prefieren pasar a veces horas, haciendo cola para comprar la suerte de este emblemático lugar, ayudando así a mantener una seña de identidad que se inició con unos estudiantes universitarios: depositar sus esperanzas y sus sueños en una tradición que, además de ilusión, nos llena de recuerdos.

Dicen que he vendido el alma al diablo, y que por eso me colma de fortuna aquí en la tierra, a cambio de hacérmelas pagar todas juntas el día que estire la pata…
— Manuela de Pablos, "doña Manolita".


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