revive la música del madrid de la movida


Tras cuarenta años de dictadura franquista, a finales de los años 70 del siglo XX España iniciaba un proceso de Transición democrática que, entre otras consecuencias, contribuiría a una liberalización cultural e ideológica de la sociedad española.

Con el cambio de régimen, entre 1977-1978, la apertura internacional de nuestro país trajo consigo el boom turístico de jóvenes españoles que, por primera vez, visitaban ciudades como Londres o Nueva York, en las que encontrarían un terreno ya abonado para desenvolverse en completa libertad.

Al volver a España, y en concreto a Madrid, estos jóvenes comenzaron a experimentar nuevas formas de expresión en disciplinas artísticas como la fotografía, la pintura, la ilustración, el cine, el diseño y, en especial, la música, dando lugar a una Nueva Ola madrileña, a imitación de lo que ya sucedía en las capitales anglosajonas.

Este fue el caldo de cultivo en el que, un año después, surgiría la conocida como La Movida madrileña, una nueva forma de expresión, tanto verbal como estética, con un carácter innovador y liberal, que contaría con el protagonismo de los jóvenes madrileños a través de los movimientos culturales y las nuevas tribus urbanas.

Formalmente se considera que La Movida se inició el 9 de febrero de 1980 en la Escuela de Caminos de Madrid, a raíz del Concierto homenaje a Canito. Batería del grupo Tos, fallecido en un accidente de tráfico, sus compañeros quisieron homenajearle junto con otros grupos como Mermelada, Nacha Pop, Mamá, Paraíso, Alaska y los Pegamoides, Trastos, Mario Tenia y los Solitarios y Los Rebeldes.

El exitoso impacto de este evento desembocó en un nuevo encuentro musical, esta vez con mayor capacidad de organización, celebrado en 1981 con motivo del Concierto de Primavera de la Escuela de Arquitectura de Madrid.

Más de 15.000 personas se dieron cita en este acontecimiento histórico, un festival de más de ocho horas de duración en el que participaron grupos como Farenheit 451, Alaska y los Pegamoides, Flash Strato, Los Modelos, Tótem, Rubi y los Casinos, Mamá, Los Secretos y Nacha Pop.

Este masivo movimiento social pronto contó con el apoyo mediático del alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que pretendía mostrar una imagen de Madrid abierta a la modernidad, frente a la que se había proyectado de nuestro país durante la dictadura.

A partir de ese momento, La Movida revolucionó la sociedad madrileña en todos los ámbitos. En la televisión, programas como La bola de cristal o La Edad de Oro marcaban tendencia; las fotografías de Alberto García-Alix y Ouka Leele inmortalizaban la sociedad; la pintura de Pérez-Villalta y Ceesepe reflejaba su creatividad y las películas de un joven director, Pedro Almodóvar, irrumpían en el panorama cinematográfico independiente.

Pero sin duda fue en el ámbito musical en el que La Movida adquirió más repercusión. En los barrios de Tribunal, Malasaña y San Bernardo se movía gran parte de la noche madrileña de los 80, y en salas míticas de la capital, como el Rockola o El Sol, grupos de todos los estilos definían el panorama musical del momento con canciones que se convirtieron en himnos generacionales como Chica de ayer, de Nacha Pop; Escuela de calor, de Radio Futura; Hoy no me puedo levantar, de Mecano; Groenlandia, de Los Zombies; Bailando, de Alaska y los Pegamoides; Déjame, de Los Secretos; Autosuficiencia, de Parálisis Permanente o Enamorado de la moda juvenil, de Radio Futura.

Hacia 1986, muchos de los músicos, cantantes y artistas que representaban esta época dorada alcanzaron el éxito comercial, de manera que La Movida dejó de tener sentido como fenómeno independiente y se convirtió en una marca común, desapareciendo como movimiento al poco tiempo, pero perdurando como seña de identidad del patrimonio cultural madrileño hasta nuestros días.

 
 

 

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