Cortar por lo sano

Lugar en el que se levantó el antiguo Coliseo del Buen Retiro. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Lugar en el que se levantó el antiguo Coliseo del Buen Retiro. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

farinelli, un “castrato” en la corte de felipe V

¿A quién no le gustaría ser la estrella musical más importante del momento? Dinero, fama, viajes, fans… pero cuidado, el que algo quiere algo te cuesta… ¿estarías dispuesto a sacrificar tus atributos masculinos para conseguirlo? Por más que lo parezca no se trata de un pacto con el diablo… en el siglo XVIII, los llamados castrati eran verdaderas estrellas, las figuras líricas más cotizadas de la época. El más destacado de todos ellos, Farinelli, vivió en Madrid gran parte de su vida.

Durante el siglo XVIII, la castración de niños con dotes para el canto era una práctica habitual. La prohibición de que las mujeres cantaran en las iglesias, motivó el uso de niños castrati en papeles femeninos, debido a que sus voces mezclaban la ternura infantil con la fuerza de un adulto. Provenían de hogares pobres y eran mutilados a petición de sus padres, con la esperanza de que pudieran sacarles de la pobreza. La castración estaba penalizada, pero las autoridades solían hacer la vista gorda y no perseguían estos delitos.

La operación entrañaba un gran riesgo y consistía en la destrucción del tejido testicular sin que, por lo general, se llegara a cortar el pene. Los niños, de 8 a 9 años, eran anestesiados con métodos muy precarios, como el uso de opio o el estrangulamiento parcial. Se estima que, entre 1720 y 1730, más de 4.000 niños fueron castrados anualmente al servicio del arte italiano. Si los castrati no llegaban a triunfar ante la enorme competencia, se ordenaban sacerdotes y acababan formando parte de los coros de las iglesias.

Carlo Broschi (Nápoles, 1705-Bolonia, 1782), conocido como Farinelli, fue el más famoso de los castrati y el cantante más célebre del siglo XVIII. Procedente de una familia acomodada de Nápoles, sufrió accidente de caballo a los 8 años que hizo necesaria su castración como recurso médico. Tras la operación fue enviado a un conservatorio, donde eligió el nombre de Farinelli en agradecimiento a los hermanos Farina, los mecenas que habían financiado su formación.

Su voz era empleada en las óperas indiferentemente para papeles de hombres o mujeres. Pronto su fama cobraría dimensión internacional, llegando a cantar en las cortes de Viena, Venecia, Milán, Bolonia, París y Londres. Sin embargo sería en la corte española donde desarrollaría casi toda su carrera.

En 1737 fue invitado por la Reina de España, Isabel de Farnesio, para calmar con música a Felipe V, que padecía un grave trastorno bipolar. Aunque el cantante llegó a España con la intención de residir unos meses, acabó viviendo 22 años en Madrid.

Desde 1717, el estado de melancolía del Rey se tornó en locura absoluta. Empezó a protagonizar ataques de histeria en público, tratando de ensartar a un fantasma con su espada, creyendo ser una rana, no cortándose las uñas y sufriendo horribles pesadillas. La única forma de calmarle era escuchando la voz de Farinelli.

Felipe V y después el matrimonio compuesto por su hijo Fernando VI y Bárbara de Braganza, supieron agradecer a Farinelli sus servicios, nombrándole director de los dos teatros más importantes de la Corte: el del Real Sitio de Aranjuez y el Coliseo del Buen Retiro en Madrid.

El Coliseo del Buen Retiro se encontraba en el espacio que hoy ocupa este edificio, junto al Casón del Buen Retiro. Se levantó en 1640 como pieza fundamental del Palacio mandado construir por Felipe IV, y bajo la dirección de Farinelli llegó a convertirse en el mejor teatro de la Europa del Barroco.

Al llegar Carlos III al trono español, tras la muerte de Fernando VI, expulsó a Farinelli de la corte, pero le mantuvo muchos de los privilegios de los que había gozado, incluida una generosa renta vitalicia. El cantante marchó a Bolonia, donde finalmente murió en 1782.

Los madrileños y todos los que amamos la música tenemos una deuda con Carlo Broschi, cuyo talento y cariño por Madrid la convirtieron en capital mundial de la ópera, una tradición musical que conserva desde entonces. Cuando paseéis junto al Parque del Retiro afinad los oídos… porque la voz aguda e hipnótica de Farinelli, considerado para muchos el mejor cantante de todos los tiempos, aún resuena por las calles de la capital.

Carlo Broschi (Nápoles, 1705-Bolonia, 1782)

Carlo Broschi (Nápoles, 1705-Bolonia, 1782)

Sin exageración alguna se puede muy bien asegurar que en Europa no hay teatro que iguale al de la Corte de España por su riqueza, y abundancia del escenario y vestuario
— Carlo Broschi, "Farinelli"


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