Un trago de Historia

Fuente de los delfines. Madrid, 2018 ©ReviveMadrid

Fuente de los delfines. Madrid, 2018 ©ReviveMadrid

Fuente de los delfines, una fuente recogida

El paso del tiempo, en ocasiones, borra el lustre y la importancia ganadas merecidamente en un determinado momento de la Historia. Este trato injusto ocurre no sólo con personajes relevantes, sino con los monumentos de una ciudad. La Fuente de los Delfines, en la Calle de Hortaleza de Madrid, es un ejemplo.

Ubicada en el chaflán que conforma el cruce de las calles Farmacia, Hortaleza y Santa Brígida, ya aparece reflejada en los planos de Pedro Teixeira (1656), Chalmandier (1761) y Tomás López (1785), con el nombre de Fuente de las Recogidas, ya que daba servicio al Convento de las Recogidas o Arrepentidas, situado justo enfrente. Su agua procedía del Viaje de la Fuente de la Castellana.

En 1772, se le encargó al arquitecto Ventura Rodríguez la construcción de una nueva fuente, más moderna y llamativa, adosada al antiguo Convento de San Antón (actual COAM). Rodríguez no sólo era uno de los arquitectos más destacados de la época, sino que ostentaba el cargo de Maestro Mayor de la Villa y de sus Fuentes y Viajes de Agua.

La nueva fuente ocupaba un espacio mucho mayor que la anterior, tenía cuatro caños y estaba rematada con dos galápagos de piedra, por lo que pasó a ser conocida como la Fuente de los Galápagos. Tenía 24 aguadores asignados, que daban servicio a todo el vecindario.

El incremento del tráfico de carruajes por la Calle Hortaleza y las dificultades para hacer el giro desde la Calle Santa Brígida, llevaron a sustituir esta fuente por otra más pequeña, con la base del pilón mucho menor. En 1864 comenzó a desmantelarse la Fuente de los Galápagos para ser reemplazada por la actual, de diseño mucho más discreto, en el que destacan dos delfines enlazados en el interior de una concha, realizados en piedra de Colmenar, de cuyas bocas salen dos caños. A partir de este momento su denominación oficial pasó a ser la de Fuente de los Delfines.

El tiempo no ha favorecido a esta fuente, que antaño brilló con otro nombre y otro aspecto, en un lugar muy concurrido, lleno de gente y de vida, que ahora resulta prácticamente invisible para los transeúntes... una verdadera superviviente que debemos recordar y visitar al pasear por esta zona de Madrid.

Antigua Fuente de los galápagos. Madrid, 1864

Antigua Fuente de los galápagos. Madrid, 1864

Adiós, Madrid; adiós tu Prado y fuentes que manan néctar, llueven ambrosía...
— Miguel de Cervantes


¿Cómo puedo encontrar la fuente de los delfines en madrid?