¡Pasen y vean!

Fachada Circo Price en Madrid

Fachada Circo Price. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Teatro Circo Price, el circo del siglo XXI

¿Cómo están ustedes? Al margen de la educación habitual por parte de un servidor, estaba claro que un contenido dedicado a la historia del circo en Madrid debía comenzar así, ¿verdad? Pues lo dicho... ¡Pasen y vean!

El primer circo ambulante llegó a Madrid en el año 1830 con el nombre de Circo Olímpico. Los empresarios extranjeros, fascinados por la imagen romántica de España, solían incluir en estos primeros espectáculos clichés propios del costumbrismo español: desde escenas de corridas de toros hasta paisajes andaluces. También se exhibían caballos entrenados, amazonas, equilibristas y payasos.

Los primeros recintos, ya de carácter permanente, estuvieron construidos en madera, por lo que habitualmente resultaban pasto del fuego. En 1846, el Circo Olímpico fue adquirido por el marqués de Salamanca y transformado en un teatro de ópera y de bailes con capacidad para 1.600 espectadores.

En 1858, Thomas Price, domador de caballos irlandés, llegaba a Madrid para trabajar en una compañía de circo itinerante y diez años más tarde ya había fundado el suyo propio, el Circo Price, de madera y lona. En pleno Paseo de Recoletos, ocupaba el solar en el que actualmente se levantan el Teatro María Guerrero y el palacio de la duquesa de Medina de las Torres, sede de la Fundación MAPFRE.

En aquellos años la población de Madrid crecía a pasos agigantados y demandaba cada vez más oferta de ocio, llegando a contar con más de diez escenarios donde todas las noches había función: el Teatro Circo Príncipe Alfonso, el Teatro del Circo, el Circo Rivas, el Circo Colón, el Circo Nuevo... El Circo Price funcionó tan bien que en 1880 se trasladó a un solar más amplio en la Plaza del Rey, el mismo que años antes había ocupado el Circo Olímpico. Este nuevo edificio ya tenía carácter permanente y se convirtió en los años siguientes en lugar de obligada asistencia entre la aristocracia madrileña.

Aunque hoy asociamos el circo a los niños, en aquellos años estaba reservado a las clases pudientes: cuando terminaba la temporada de ópera, comenzaba la de circo. Además, este espacio funcionaba como sala polivalente, llegando a acoger la proyección del primer animatógrafo el 11 de mayo de 1896, dos días antes de que lo hiciese el cinematógrafo de los Lumiére, en el Gran Hotel Rusia de la Carrera de San Jerónimo.

Uno de los protagonistas de más éxito en esta época en el Circo Price fue el payaso Tony Grice. Llegó a alcanzar tal fama que sus “payasadas” empezaron a ser conocidas como “toninadas” y se empezó a llamar a los payasos “toninos”.

Los años comprendidos entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial concentraron el mayor esplendor del Circo Price. Durante la Guerra Civil, fue destruido por los bombardeos y reinaugurado en 1940, momento en el que vivió una segunda época de esplendor. Se convirtió en el local de moda en Madrid, no solo por los espectáculos circenses, en los que brillaron, por ejemplo, la mítica trapecista Pinito del Oro y el clown por excelencia, Charlie Rivel, de quien se cuenta que ganó un concurso de imitadores de Charlot, a pesar de que el propio Charles Chaplin participaba en él de incógnito. Dicen que al finalizar el concurso, Chaplin se acercó a Rivel y le dijo: “¿Es usted quien me imita a mí, o soy yo quién le imita a usted?”.

El Price destacó además por las representaciones de zarzuela y revista, veladas de lucha libre, boxeo… y por sus conciertos: en las llamadas Matinales del Price debutó un jovencísimo Miguel Ríos, cuando aún se llamaba Mike Ríos.

A pesar de la actividad constante, el 12 abril de 1970, tuvo lugar la última función del Price, que fue demolido, dejando un vacío en la ciudad que sólo pudo ser rellenado en 2007 con la construcción de este nuevo espacio cultural ubicado en la Ronda de Atocha, que es hoy el único circo estable de Europa.

El circo siempre fue lugar de sonrisas, lágrimas, sorpresas y esperpento, parte de la historia de nuestro país, que como el Price demuestra, ha sabido reinventarse y adaptarse al público de cada época. Una seña de identidad que siempre fue y seguirá siendo ¡¡¡el mayor espectáculo del mundo!!!

Josep Andreu i Lasserre (Barcelona, 1896-1983)

Josep Andreu i Lasserre (Barcelona, 1896-1983)

La risa es el único lenguaje en el que se expresan todos los pueblos de la tierra
— Charlie Rivel


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