A hombros en La Gran Vía

Lugar en el que “Fortuna” toreó en 1928. Madrid, 2018 ©ReviveMadrid

Lugar en el que “Fortuna” toreó en 1928. Madrid, 2018 ©ReviveMadrid

diego mazquiarán, “fortuna”, a hombros en la gran vía

¿Os imagináis correr un encierro de San Fermín en plena Gran Vía madrileña? Quizá suena raro... pero algo parecido debieron sentir los protagonistas de esta historia, ocurrida en las calles de Madrid hace casi 100 años.

La mañana del 24 de enero de 1928, de camino al matadero, a la altura del Paseo Virgen del Puerto, un toro y una vaca se rebelaron a su destino y escaparon de la manada, sembrando el pánico en las calles de la capital.

La vaca fue controlada a los pocos minutos, pero el toro, de cerca de 500kg, tras recorrer la cuesta de San Vicente, plaza de España, calle de los Reyes, Corredera baja de San Pablo y calle de Valverde, consiguió llegar hasta la Gran Vía. Por el camino, carreras, gritos, terror y cornadas, el Mercado de San Ildefonso arrasado y un balance de tres heridos.

A la altura de la esquina con la Calle del Clavel, la mirada del morlaco se cruzó con la de Diego Mazquiarán, torero de Sestao. Apodado “Fortuna”, por haber resultado milagrosamente ileso de un accidente de tren en Valladolid, paseaba junto a su mujer y, al ver el toro desbocado, salió a su encuentro.

Tras apartar a su esposa, preparó su abrigo a modo de capote y, rodeado de un público de curiosos, "Fortuna" comenzó su faena a base de capotazos. “¡Traedme un estoque!”, gritó a la multitud. Desde el Casino Militar se le acercó un sable, pero el diestro lo rechazó y encargó a un mozo que fuera a su casa, en la cercana Calle Valverde, para recoger su estoque de faena.

Mientras el mozo regresaba, el torero continuó su faena entre los olés y aplausos del público. Ya con su espada, entró a matar, y tras dos intentos, el animal fue estocado. Los aplausos y gritos se escuchaban desde las aceras, ventanas y balcones próximos a ese tramo de la Gran Vía. Las modistas de las tiendas agitaban pañuelos blancos y el público enfervorizado pedía las dos orejas para “Fortuna”, mientras era llevado en hombros hasta el Café Regina de la calle de Alcalá. Una historia increíble pero cierta, que tuvo gran repercusión en los medios de la época los días posteriores al acontecimiento.

Tras esta hazaña, Diego Mazquiarán recibió la Cruz de Beneficiencia. SIn embargo, la suerte del joven torero no pareció acompañarle el resto de su vida y, en 1940, moría internado en un manicomio de Lima, en Perú, víctima de una grave enfermedad mental.

Desde joven, Mazquiarán había sufrido trastornos mentales que los especialistas de la época no supieron diagnosticar y que definieron como “ataques de nerviosismo” que impedían su desempeño como torero, impidiéndole en ocasiones terminar las faenas, y destrozando sus relaciones sociales. Estos accesos de violencia le valieron más de un lío en la vía pública, a causa de una enfermedad que, siendo joven, pudo controlar... pero ya no con el paso del tiempo. Fue enterrado en la capital peruana, en total soledad.

Una faena única la de Fortuna en la Gran Vía, digna de Las Ventas en San Isidro, en este improvisado coso urbano… una pintoresca y castiza avenida madrileña que guarda en su memoria, además de historia, capotazos, vítores y una vuelta al ruedo.

Diego Mazquiarán Torrontegui, "Fortuna" (Sestao, 1895 - Lima (Perú), 1940). Tras su”faena” en la Gran Vía. 1928

Diego Mazquiarán Torrontegui, "Fortuna" (Sestao, 1895 - Lima (Perú), 1940). Tras su”faena” en la Gran Vía. 1928

Fortuna era un torero valiente y carnicero, bravo como el toro y solo un poco menos inteligente
— Ernest Hemingway


¿Cómo puedo encontrar la esquina de la gran vía de madrid en la que fortuna toreó?