Destino de caballero

Campo del Moro y Parque de Atenas. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Campo del Moro y Parque de Atenas. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Torneos medievales, el entrenamiento de un caballero

La vuelta de las vacaciones es, para muchos, tiempo de dietas y deporte para recuperar la forma perdida pero… ¿sabes cómo mantenía la forma un caballero medieval cuando no estaba batallando? Lo hacía a través de torneos y justas, que en Madrid se celebraban en el llamado Campo de la Tela.

La aparición generalizada de los torneos de caballeros en Europa se produjo a lo largo del siglo XI. Estos juegos militares servían para que los caballeros se mantuvieran en forma en tiempos de paz, mejorando la coordinación con sus compañeros y ejercitándose en el uso del caballo y la lanza para futuras guerras. En Castilla, en tiempos de Alfonso VIII, se celebraron con mayor frecuencia en los cortos períodos de paz durante la Reconquista.

Los caballeros eran las estrellas deportivas de la época y los torneos eran la mejor oportunidad para exhibir sus aptitudes y demostrar que eran los mejores.

Un noble o rey invitaba a otro y a sus mejores caballeros para competir en un torneo, establecía las normas que debían regir y enviaba heraldos para promocionar el evento. Se celebraban en un recinto cerrado, generalmente de planta ovalada, donde los combatientes daban vueltas simulando una batalla, de ahí su nombre, que deriva de la palabra "tornear". En torno a este espacio se disponían las gradas: fastuosas para los nobles y sencillas para el pueblo llano. Junto a estas instalaciones se levantaban las tiendas destinadas a los caballeros, sus escuderos y criados.

Dentro del torneo propiamente dicho existían varias modalidades de pruebas. La melee, era un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre dos formaciones de combatientes, lo que más se parecía a las batallas campales que se daban en condiciones reales de guerra. Esta forma de combate era el verdadero entrenamiento que los participantes buscaban. Se realizaba en un campo delimitado con un espacio llamado liza, que servía de campamento donde los caballeros se retiraban a descansar. El objetivo final era derribar y capturar a todos los contrincantes.

La justa, era el enfrentamiento individual de dos caballeros. En un principio destinado a los caballeros más jóvenes, poco a poco, fue ganando consideración debido a las ganas de individualismo, fama y renombre de los nobles. Vencía quien rompía más lanzas contra el rival o bien quien descabalgara al contrario, lo que otorgaba la victoria automática.

Otra modalidad de estos duelos, era el llamado paseo de armas. Se trataba de un desafío singular, individual o colectivo, en el que un caballero atacaba un paso (puente, camino o encrucijada) defendido por otro caballero que trataba de impedirle el paso.

En todos estos juegos no se podía provocar heridas peligrosas ni la muerte de los combatientes, por lo que las armas empleadas eran bastones, mazas, cañas, lanzas sin hierro y con la punta roma o espadas sin corte, conocidas como armas corteses o graciosas. Además, entre las normas que regían estos combates estaban no herir de punta al rival ni a su caballo, no luchar varios contendientes contra un mismo rival y no golpear al caballero que alzase la visera de su casco. A pesar de todas estas precauciones no eran raros los accidentes con heridas graves y muertes, de manera que la Iglesia llegó en ocasiones a prohibir los torneos y a denegar un entierro cristiano a los que murieran en ellos.

El perdedor debía entregar su caballo y armadura al ganador, ambos elementos muy valiosos, y debían pagar para recuperarlos. Curiosamente, quien perdía debía establecer la cantidad a pagar y debía ser una cantidad justa, o se consideraría un ultraje.

La finalidad de estos torneos fue evolucionando con el transcurso de los siglos, pasando de ser un medio de promoción para caballeros pobres o de prestigio para los más poderosos, y entrenamiento para la batalla, a tener en los siglos XIV, XV y XVI un carácter más lúdico, en primer lugar para la nobleza y, en último, para el pueblo llano.

Los torneos fueron desapareciendo poco a poco, para extinguirse a finales del siglo XVI, debido fundamentalmente al cambio en las tácticas militares y al uso de armas de fuego, lo que provocó el declive de la caballería.

En el año 1590 Felipe II adquirió estos terrenos próximos al antiguo Alcázar, donde estuvo ubicada la antigua almuzara musulmana, para celebrar en ellos juegos de cañas y torneos medievales. Su nombre entonces era Campo de la Tela de Justar, en lo que hoy son los jardines del Campo del Moro y el Parque de Atenas.

El juego de cañas, era un juego de origen militar árabe, muy habitual en la España del siglo XVI al XVIII. Giraba en torno a la simulación de un combate, con hileras de hombres montados a caballo tirándose cañas a modo de lanzas que debían parar con el escudo. Se simulaban cargas de combate, escapando haciendo círculos o semicírculos.

En época de Felipe III y Felipe IV, este espacio fue lugar de festejos de todo tipo, hasta su traslado al Buen Retiro por iniciativa del Conde-Duque de Olivares. Hoy, convertido en un agradable espacio verde, presume de ofrecernos unas de las mejores vistas de Madrid… no sólo de su paisaje, sino de su Historia.

*Nota: dedicado a Luis Miguel en el día de su cumpleaños. No ha habido ni habrá caballero y amigo más fiel y honorable

Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 1561​-1627)

Luis de Góngora y Argote (Córdoba, 1561​-1627)

Téngoos, señora Tela, gran mancilla…
— Luis de Góngora y Argote


¿Cómo puedo encontrar el campo del moro en madrid?