Un dios entre mortales

Fuente de Apolo o las Cuatro estaciones en Madrid

Fuente de Apolo o las Cuatro estaciones. Madrid, 2018 ©ReviveMadrid

fuente de apolo, un regalo del olimpo

¿Pensabas que los dioses griegos vivían en el Olimpo? Pues no, al menos tres de ellos habitan en el Paseo del Prado de Madrid en forma de fuentes. Uno de ellos, el gran Apolo, pasa desapercibido para los transeúntes, mientras que a sus divinos compañeros, Cibeles y Neptuno, la Historia y las celebraciones deportivas les han convertido en símbolos de la capital.

En 1777 Carlos III impulsó el proyecto denominado Salón del Prado, destinado a fomentar la cultura y las ciencias. Su diseño corrió a cargo de José de Hermosilla, aunque fue Ventura Rodríguez quien definió el proyecto definitivo entre 1776 y 1783, con una estructura en forma de hipódromo, rematado en sus extremos por las fuentes de Cibeles (la tierra) y Neptuno (el agua). Entre ellas la Fuente de Apolo, dios de las artes, simboliza el espíritu ilustrado de los Borbones.

El diseño original de Ventura Rodríguez contemplaba que Neptuno y Cibeles miraran hacia Apolo, lo que demuestra la importancia que esta fuente tenía en el proyecto inicial. Las tres tallas se consideran obras maestras del Neoclasicismo español.

La construcción de esta pieza comenzó en 1780, siendo inaugurada en 1803, con motivo de la boda del príncipe Fernando, futuro rey Fernando VII.

El pedestal de la fuente refleja alegorías de las cuatro estaciones, obra del escultor Manuel Álvarez: la Primavera, una mujer joven con flores, simboliza el nacimiento del año; el Verano, una mujer con una espiga de trigo, representa los campos cultivados; el Otoño, un hombre joven con una corona de uvas; y el Invierno, un anciano, simboliza el final del año y de la vida.

Remata la fuente la estatua de Apolo, obra de Alfonso Vergaz. Semidesnudo, porta una lira sobre un pedestal circular, adornado con las armas de Madrid, el Oso y el Madroño. Se dice que su rostro copia los rasgos de Carlos III. A sus pies una serpiente pitón, la misma que, según la mitología, Apolo mató para salvar a su madre Leto.

A pesar de que la de Apolo es una de las fuentes más bonitas de Madrid, son muchos los paseantes que no reparan en su presencia o la consideran de menor importancia que sus compañeras, sin embargo es una de las joyas escultóricas de nuestro país… parte de un urbanismo ilustrado que, por primera vez, buscaba el disfrute de los ciudadanos y no de los reyes. Un dios que con su elegancia y porte intenta llamar la atención de los ocupados mortales que cada día pasamos a su lado.

Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616)

Adiós, dije a la humilde choza mía; adiós, Madrid; adiós tu prado y fuentes que manan néctar
— Miguel de Cervantes


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